viernes, 23 de octubre de 2009

HISTORIA DE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL


La tradición filosófica occidental tiene una historia de más de 2500 años, desde la antigua Grecia hasta nuestros días. A lo largo de ese tiempo, hubo una enorme cantidad de filósofos y movimientos filosóficos, demasiado numerosos para ser mencionados aquí. Lo que sigue es una mera caracterización de los distintos períodos de la historia de la filosofía occidental, incluyendo una mención a las principales figuras y corrientes de cada época.

Filosofía antigua:
Artículos principales: Filosofía griega y Filosofía helenística

Jacques-Louis David, La muerte de Sócrates, (1787).La filosofía antigua se inició en el mundo grecorromano hacia finales del siglo VI a. C. y se prolongó hasta la decadencia del Imperio Romano, en el siglo V d. C. Se la puede dividir en cuatro períodos: el de la filosofía presocrática, que va de Tales hasta Sócrates, el de Platón, el de Aristóteles, y el período post-aristotélico o helenístico. A veces se distingue un quinto período que comprende a los filósofos cristianos y neoplatonistas. Los dos autores más importantes de la filosofía antigua, en términos de su influencia posterior, fueron Platón y Aristóteles.

En las ciudades estado de la Grecia antigua, se dio, a causa de los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, una creciente crítica de la tradicional concepción mítica del mundo. En este clima intelectual se inició con los presocráticos (como se llama a los filósofos griegos que vivieron antes o al mismo tiempo que Sócrates) la historia de la filosofía occidental. Su pensamiento, conservado en escritos fragmentarios, determinó las preguntas de la filosofía natural acerca de los fundamentos del mundo. A través de una mezcla de especulación y observación empírica, procuraron explicar la naturaleza y sus procesos. Querían que todas las cosas se redujeran a un principio originario (gr. αρχη, arché) y una "materia primordial". De este modo, los primeros filósofos monistas buscaron un elemento de la naturaleza que pudiera servir de principio.

Otro modo de explicar el mundo se debió a Pitágoras y la escuela pitagórica, quien estableció el número como principio determinante de toda la realidad, adelantándose de esta manera a un importante principio de la ciencia moderna de la naturaleza.

Por otro lado, Heráclito resaltó el devenir y el cambio en el universo que señalan nuestros sentidos. Postuló como base de la realidad la razón (Logos), un principio unificador de los opuestos.

La filosofía de Parménides, en cambio, era una ontología de la permanencia y no del cambio. Parménides señaló la unidad y la inmutabilidad del Ser, dado que el cambio resulta imposible si no existe el no-Ser (cuya imposibilidad es lógica).

Posteriormente, surgieron filósofos pluralistas, que buscaron más de un elemento como “materia primordial”.Así, Empédocles fundó la doctrina de los cuatro elementos, que perdurará en la filosofía de la naturaleza hasta el siglo XVIII: agua, fuego, tierra y aire.

La escuela pluralista más importante fue la de los atomistas. En ella, Leucipo y Demócrito fueron los primeros en afirmar la existencia de un espacio vacío y de un espacio lleno (los átomos, partículas indivisibles, como su nombre lo indica).

Con la aparición de los sofistas a mitad del siglo V a. C., se puso al hombre en el centro de las reflexiones filosóficas. O como dijo Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Los sofistas se ocuparon en particular de los problemas éticos y políticos, como la cuestión de si las normas y los valores son dados naturalmente o son establecidos por los hombres.

El ateniense Sócrates se convertiría en el modelo de la filosofía europea. Sócrates conversaba con otras personas y los llevaba por medio de una serie de preguntas a revelar las contradicciones inherentes a sus posturas (método mayéutico). Sus manifestaciones de independencia intelectual y su conducta no acomodada a las circunstancias, le valieron una sentencia de muerte por impiedad a los dioses y corrupción de la juventud (véase la Apología de Sócrates).

Debido a que Sócrates no dejó nada por escrito, su imagen fue determinada por su discípulo Platón. Sus obras en forma de diálogos constituyeron un punto central de la filosofía occidental. A partir de la pregunta socrática de la forma "¿Qué es X?" (¿Qué es la virtud? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el bien?), Platón creó los rudimentos de una doctrina de la definición. También fue autor de la teoría de las Ideas, que sirvió de base a la representación de una realidad con dos partes: el plano de los objetos perceptibles con nuestros sentidos frente al plano de las Ideas sólo accesibles al intelecto mediante abstracción. Sólo el conocimiento de estas Ideas nos brinda una comprensión más profunda de la totalidad de la realidad.

Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la teoría de las Ideas como una innecesaria “duplicación del mundo”. La distinción entre forma y materia es uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles. Su escuela comenzó a clasificar toda la realidad —tanto la naturaleza como la sociedad— en los diversos campos del conocimiento, a analizarlos y ordenarlos científicamente. Además, Aristóteles creó la lógica clásica del silogismo y la filosofía de la ciencia. Con esto, estableció algunos de los supuestos filosóficos fundamentales que fueron decisivos hasta la modernidad.

En la transición del siglo IV al III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la decadencia de las ciudades estado griegas, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura. Surgieron entonces en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de sus preocupaciones: para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios éticos el bienestar psicológico o la paz.

Mientras que los seguidores del escepticismo pirrónico, en principio, negaron la posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables, Plotino, en el siglo III d. C., transformó la teoría de las Ideas de Platón para dar lugar a un neoplatonismo. Su concepción de la gradación del Ser (del “Uno” a la materia) ofreció al cristianismo una variedad de enlaces y fue la filosofía dominante de finales de la Antigüedad.

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